• Violación a la intimidad
Las facilidades de acceso a la tecnología y el uso social por parte de los niños, niñas y adolescentes incentiva la exposición de mucha información personal sin restricciones y representa un riesgo si esos datos son utilizados con fines maliciosos. Una búsqueda de datos específicos podría llevar a encontrar información sensible de un niño, niña o adolescente (por ejemplo: domicilio, nombre de la escuela, preferencias, gustos, información familiar, grupos de pertenencia, estrato social, opiniones). Los datos pueden ser luego empleados con el propósito de provocar daños o realizar estafas y secuestros, entre otras conductas delictivas. Mucha de esa información pudo haber sido cargada en Internet por los menores a través de blogs, etiquetando fotos o en sala de chats, pudiendo ser utilizada por otros para causarles daño sin que ellos lo sepan.
• Robo o suplantación de identidad
Tras la obtención de datos personales de niños, niñas y adolescentes, así como de otros integrantes de la familia, los menores pueden ser utilizados para sustraer una identidad de otros y, en consecuencia, efectuar acciones en nombre de otra persona. Dichas acciones pueden estar orientadas a ocasionar daños económicos (por ejemplo: la compra por Internet con los datos de pago de un tercero) o morales (por ejemplo: la participación en un foro identificándose como otra persona).
• Abuso emocional
Con el objeto de establecer una relación de confianza, personas inescrupulosas acercan a los menores material audiovisual con contenido violento, pornográfico o sexual, en forma distorsionada o simulada, usando dibujos animados u otro tipo de formato destinado a la comunicación infantil o adolescente. De este modo buscan reducir cualquier posible resistencia, atraer o generar una relación de confianza para luego cometer otros delitos. También podrían obtener cierta información con el fin de utilizarla después para extorsionar al menor y obligarlo a realizar determinadas acciones, comprometiendo así su integridad.
Mediante el anonimato que brinda Internet, abusadores y pedófilos entablan relaciones virtuales con niños y adolescentes, para luego coordinar encuentros reales en los que podrían abusar sexualmente del menor o llevar a cabo otras acciones violentas.
• Exposición a material inadecuado o engañoso
Internet es una gran fuente de contenidos, de carácter irrestricto. Todo niño, niña o adolescente que navegue libremente puede quedar expuesto a material inapropiado para su edad y nivel de maduración, contrario a la idiosincrasia familiar u opuesto a la orientación con que su familia ha establecido abordar temas como drogadicción, racismo, sexualidad o religión. Ejemplos de estos contenidos se encuentran en sitios con lenguaje hostil e inapropiado, imágenes violentas, textos en los que se hace apología de las drogas, intención discriminatoria, pornografía, hábitos dañinos de alimentación, entre otros.
• Acoso entre pares usando las nuevas Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) o “cyberbulling”
La facilidad de acceso a la tecnología permite que pueda ser utilizada por los mismos niños para incomodar o atemorizar a otros menores (por ejemplo, mediante mensajes de texto –SMS- o correos electrónicos incesantes). Esto puede ocasionar daños o trastornos psicológicos en las víctimas, que merecen atención por parte de adultos, docentes y toda la comunidad.
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