Facultades y Derechos de los Padres en la Patria Potestad

Teniendo en cuenta los que surge de la normativa referida a la patria potestad, vamos a enumerar brevemente los derechos y facultades que tiene los progenitores sobre sus hijos. 

Veremos que algunos de ellos sobre todo deberes, persisten sobre el progenitor que ha sido privado de la patria potestad y ello porque se entienden que son deberes inherentes a la filiación en si misma.

Así pues, la vertiente de deberes y facultades de la patria potestad desde la posición de progenitor son: 

1- Velar por los hijos. Este deber incumbe a todo progenitor, custodio, no custodio e incluso a los que han sido privados o excluidos de la patria potestad. 

2- Tenerlos en su compañía. En caso de separación , divorcio, cuando se atribuye la guarda a uno, el otro progenitor tiene derecho a relacionarse con el menor mediante un régimen de relaciones personales acordado al efecto. 

3-Alimentarlos. Incluso los progenitores privados o excluidos de la patria potestad tienen este deber. 

4- Educarlos y procurarles una formación integral para el pleno desarrollo de la personalidad del menor. 

5- Representarlos y administrar sus bienes. Aquí, en determinados supuestos , se darán excepciones, por ejemplo, por razones de madurez del menor o porque la ley le permita actuar por si sólo

Video: El viaje de Said

Este cortometraje llamado "El viaje de Said" fue galardonado con el premio Goya 2007 al mejor corto de animación. Allí podemos observar las peripecias de Said y como debe luchar contra la xenofobia y el racismo, entre otra cosas, para hacerse su lugar y ejercer su libertad.

Un video para pensar

En este video que se llama "Conduciendo a la India: El Árbol" podemos encontrar muchos mensajes escondidos en cada una de sus secuencias. ¿Vos cuál encontraste?

Debate: Una Escuela Sin Aulas

La educación, y más concretamente el lugar en que esta se imparte, ha variado muy poco a lo largo de los siglos. En la Antigüedad la educación tenía lugar bien al aire libre, con los alumnos reunidos en torno a su maestro. Durante la Edad Media todo eso cambió y se establecieron las aulas a imitación de la distribución de las iglesias, no en vano los primeros maestros eran religiosos. El maestro pasó a estar en lo alto de un estrado mientras que los alumnos se disponían en pupitres o bancos alineados frente a él. Este es el modelo que seguimos usando actualmente.
Pero algo está empezando a cambiar. Vittra, una empresa que opera 30 escuelas privadas en Suecia, quiere romper con ese modelo arcaico, y para ello proponen eliminar las aulas con el fin de incentivar el aprendizaje de los alumnos y su creatividad, pretendiendo que la educación tenga lugar en cualquier parte del campus escolar, no en un espacio único y cerrado como es un aula.
El primer ensayo es una escuela de Estocolmo, que no se parece en nada a las escuelas tradicionales. Los estudiantes, armados con su portátil, pueden estudiar y trabajar en cualquier lugar, mientras que si necesitan colaborar con otros existe un espacio habilitado para hacerlo.
El modelo propuesto por Vittra es, al menos muy innovador, falta ver si da los resultados deseados.

Relaciones de Padres e Hijos.

Les falta autoridad. Pierden la paciencia fácilmente. Son demasiado complacientes. No saben frenar las demandas. Confunden su rol al ponerse a la altura de sus hijos o considerarse sus amigos. Cada época tuvo sus padres con sus complicaciones particulares. Según los especialistas, a la nueva generación se le dificulta sostener el ejercicio pleno de la paternidad, entendida no sólo como el ser que ama y protege sino también como el adulto que pone las reglas y las hace cumplir.
El ser humano tiende a irse a los extremos. Después de generaciones de padres rígidos y distantes, ahora los más chicos están siendo criados por adultos a los que les cuesta horrores imponerse. Son papás que no quieren repetir viejos mandatos familiares y que además viven agobiados por las obligaciones cotidianas. Entonces no quieren ser los malos de la película el poco tiempo que comparten con sus hijos. El diálogo y la ternura son avances incuestionables para los chicos, pero permitirles todo y festejarles cualquier pavada tampoco es hacerles ningún favor. Andrés Rascovsky, presidente de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), es tajante: “El padre complaciente y amigo no cumple sus funciones, y la función paterna es indispensable. El padre debe instalar la responsabilidad y los valores. Y es quien debe brindarse como modelo de identificación”.
Hoy se instaló un nuevo fantasma: no ser queridos por los hijos. “Eso impide el armado de categorías básicas como la de posible-imposible, permitido-prohibido o lícito-interdicto”. La psicoanalista Graciela Faiman ahonda en la falta de límites: “El chico al que le dejan hacer cualquier cosa está desprotegido. Y si no encuentra amparo en su familia, lo busca afuera”. Claudia Amburgo (APA), elogia y pega: “Hoy los padres hablan, blanquean situaciones y son afectivos, pero son intolerantes y viven apurados”.
La periodista Flavia Tomaello escribió un libro sobre el tema: “Qué animales somos como padres”. El chiste responde a un best seller de una norteamericana hija de chinos: “Himno de batalla de la madre tigre”. Su teoría es que para que los hijos triunfen en este mundo ‘cruel’ y ‘competitivo’, hay que ser rígidos en su educación. En respuesta llegó el modelo centrado en el vínculo. Nacieron las familias de padres amigos de sus hijos. La autoridad fue proscripta y el eje central de la crianza fue dar a los pequeños la libertad de encontrar sus propios límites. Ninguna de las dos experiencias es plena.
Una de las consecuencias más visibles de la crianza actual es el consumo desmedido. Los chicos piden, piden y piden, a veces sin reparar siquiera en qué, lo importante es que mamá o papá compren. Y compran. “Se mercantiliza el vínculo, supliendo el tiempo de atención a cambio de regalos que generan un patrón de intercambio donde los chicos reclaman cosas como forma de pedir atención y los padres se las dan como manera de suplir el tiempo y cubrir la culpa”, dice el economista Matías Tombolini. Su consejo no sólo es barato, es de puro sentido común: a los chicos hay que prestarles atención. Hay que sentarse en su cuarto a jugar a cualquier cosa. “No hace falta estar dos horas, con quince minutos de toda nuestra atención se puede reconfigurar el sentido de los bienes, que deben ser entendidos como un medio y no como un fin en sí mismo”.
“Los niños desean y necesitan padres responsables y divertidos”.

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* Fuente: Diario Clarín

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